Siluetas del ocaso (c) 2011 - Nikon D5000 + Nikkor 70-300 VR @ 300mm | f/8 | 1/1250 s. | ISO 400 |
En la fotografía nunca se deja de aprender. Y con más motivo si frecuentemente llevamos la cámara encima, porque nunca se sabe con que te encontrarás.
Pues estaba en el campo, en una situación similar. Iba viendo que el sol poco a poco bajaba y bajaba, y prometía regalar un atardecer espectacular. Yo estaba en un sitio privilegiado: En una zona elevada sobre la localidad cacereña de Pozuelo de Zarzón, junto a la ermita de Santa María, sitio desde el que se divisan bonitos paisajes.
Antes de fotografiar la puesta de sol me puse a hacer otras fotografías, pensando que me daba tiempo capturar el ocaso. Cuando me quise dar cuenta, el sol ya estaba casi rozando las cumbres más altas de las montañas.
Rápidamente armé mi trípode y coloqué sobre mi cámara el nikkor 70-300 vr, y con celeridad comencé a disparar. En poco más de un minuto el sol había desaparecido.
Había cometido varios fallos: No preparar la toma a tiempo (fallo muy gordo), no desactivar el vr, ya que la cámara la sostenía sobre el trípode (menos grave), disparar a ISO 400 (con las prisas se me olvidó bajarlo y tras la reducción de ruido pertinente en Camera Raw, sigue habiendo grano), coloqué y quité el filtro ND8 durante el ocaso (quería probar resultados de la puesta de sol con el filtro pero resultó que salían reflejos, a pesar de ser un buen filtro Hoya), y sobre todo, y lo más importante, tenía el enfoque fijado a infinito y manual, por lo que el pueblo no sale del todo enfocado.
Todo esto me ha enseñado que las prisas no son buenas, aunque a pesar de todo, la fotografía no la considero del todo mala. Incluso el pueblo ligeramente desenfocado puede ser pasable debido a la neblina y la baja luminosidad del atardecer.
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